Hermanos, el príncipe destronado.

Mi hermana y yo nos llevamos tres años y medio y no recuerdo claramente el día en que llegó desde el hospital. Lo que sí recuerdo son los celos que le tenía, ese bebé regordete había llegado y se llevaba todas las miradas y carantoñas. Yo que había sido la primera de la familia, casi de los amigos de mis padres, … Había llegado una intrusa que me destronaba. 
Ese sentimiento es inevitable que el nuevo hermano mayor lo sufra, pero nosotros como padres podemos trabajarlo para que lo viva con menos traumas.

Hoy Psicue nos da algunas pistas, toma nota!




Desde Psicue quiero explicaros cómo se siente un primogénito cuando llega un hermano a su vida y cómo gestionar los conflictos que surgirán en el día a día. 



Los primeros años de su vida el primogénito recibe todo el amor y la atención, también recibe la inseguridad, la inexperiencia y la inconsciencia de los padres que, por lo general, tienden a: 

  • Sobreprotegerlo
  • Tener mayores expectativas
  • Dejarse manipular

Justo cuando el niño se ha acostumbrado a su situación privilegiada, es desplazado por el segundo hijo o hija. 


Cuando la diferencia es menor de cinco años, el mayor ve su vida perturbada. Considera al bebé un intruso, una amenaza y se siente desplazado, hagan lo que hagan sus padres. 

El primogénito siente celos en mayor o menor grado y es posible que los manifieste con comentarios verbales de rechazo, con conductas exageradas para atraer la atención de los adultos o con regresión en habilidades que ya había adquirido. Si los padres no saben cómo trabajar con su sensación de desplazamiento y las emociones que provoca, esta herida puede volverse un tema central en su vida que posteriormente perjudica su capacidad para desarrollar relaciones sanas. 


Si la diferencia entre ambos es mayor de cinco años, no suele representar una amenaza para el mayor porque éste ya tiene un lugar en el mundo exterior a su familia y una identidad establecida. Aún así, hay un cierto desplazamiento, y los padres necesitan saber manejarlo. De lo contrario puede entrar en una dinámica similar a la de los más pequeños. 

Por lo general el hijo mayor:

  • se esfuerza mucho por complacer a mamá y papá,
  • tiene muchas cualidades parentales, 
  • cuida de sus hermanos, es más responsable, es más verbal y adquiere dotes de liderazgo. 

Es posible que:

  • tienda a ser introvertido y que desee ser el mejor en lo que realice, 
  • se vuelva perfeccionista, preocupado por todo, 
  • no se atreva a cometer errores o a decepcionar a sus padres u otra autoridad;
  • es más tenso, más serio y reservado que los otros, 
  • le cueste aceptar las críticas, 
  • utilice su poder para salirse con la suya, 
  • tolere menos los errores ajenos. 

Por otro lado, aparecerá la rivalidad entre hermanos, existen 3 razones principales por las cuales los hermanos se pelean: 

  1. Posición – muchos pelean por el lugar que quieren/necesitan ocupar en la familia.
  2. Atención- otros pelean ser vistos por sus padres.
  3. Posesión – también pueden pelear por sus pertenencias, amigos, o por el favoritismo de los padres.

¿Cómo te sientes tú cuando alguien te quita tu lugar? Para un niño pequeño, el sentirse desplazado por otro es muy duro, y debido a que está en contacto con sus emociones y necesidades, tomará acción inmediatamente. 

Nuestra tarea más importante en este sentido es: cuidar que cada niño tenga y se le reconozca el lugar especial que le corresponde en la familia.


Cómo reducir la rivalidad entre hermanos:
1.- Reflexiona. ¿De qué manera participas en que se acentúe la rivalidad? Acciones que acentúan: comparar, favoritismo, abandono, violencia física o verbal.
2.- Tiempo para cada uno. Cada hijo necesita atención individual. Leer juntos, dar un paseo, son maneras simples de compartir el tiempo con sus hijos.
3.- Conexión y amor. Como regla general: Mientras más lleno de amor y reconocimiento se sienta el hermano mayor, menos necesitará quitarle al menor. Mientras menos violencia física o verbal reciba el mayor, menos necesitará descargarla con el menor.
4.- Individualidad. Apoya a tus hijos a que pasen algo de tiempo solos. No intentes que hagan todo juntos. Recuerda que cada uno puede tener preferencias en cuanto a deportes o actividades. Dale a cada uno su espacio. 
5.- Intervención. Da espacio para que resuelvan sus diferencias, siempre y cuando no lleguen a gritos o golpes. Reconóceles cuando se portan bien, y también cuando resuelven positivamente sus diferencias entre ellos. Cuando no puedan solos, intervén sin juzgar (calificar de “bueno” y “malo”).
Para poder hacer frente a esta situación hay que comprender la psicodinámica familiar y el lugar de cada integrante de la familia.

Ayúdales a verse mutuamente y a encontrar una solución que atienda las necesidades de ambos.

¿Qué te ha parecido?
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Y recuerda que si tienes alguna consulta a nuestra psicóloga, Soledad, puedes hacerlo a través de los comentarios en esta entrada o vía Mail, si quieres mas confidencialidad, a laguindadelimon@gmail.com. Aprovecha esta oportunidad!

Una vez más, muchas gracias a Soledad por sus valiosos consejos. Ya estoy deseando tu post del mes que viene! Muuua!

Comments

  1. Ana says:

    Muy buen artículo, siempre decimos lo felices que somos de pequeños pero también pasamos por muchas experiencias duras…

    gracias por compartir!

    Saludos,

Cuéntame qué te ha parecido, me encanta leeros. ¡Gracias!