Cuidado con lo que les decimos!

Hace unos días cayó entre mis manos un artículo de ABC «Las terribles consecuencias del «efecto Pigmalión» sobre los hijos» y no me dejó dormir esa noche.
 
El efecto Pigmalión es aquello que piensa un sujeto sobre otro puede tener influencia sobre el desempeño de este segundo individuo

Alba García Barrera, profesora de Psicología de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) dice en el artículo que el efecto Pigmalión se genera «Porque solemos olvidar que una persona desarrolla su autoconcepto en función de las expectativas que depositan sobre nosotros las personas de referencia en nuestro entorno, es decir, un niño va formando el concepto que tiene de sí mismo en base a las valoraciones que recibe de sus padres, de sus abuelos, de sus tios, de sus maestros… »
 
Por ello es muy importante cómo le hablamos a nuestros hijos, no ya sólo en el tono, sino el contenido de nuestras palabras, porque muchas veces podemos caer en la tentación de adjetivarles y con ello estigmatizarles para toda la vida o parte de ella.
 
Cuántas veces has podido escuchar y/o decir: «Estás tonto o qué?», el niño podría pensar que es tonto y condicionar su comportamiento futuro, «no seré capaz de hacerlo porque soy tonto».
 
Os voy a contar una anécdota que se ha quedado en eso en anécdota gracias a Dios, cuando yo era pequeña y mis padres o abuelos nos presentaban a un adulto, el adulto generalmente decía, «Qué niña tan guapa! (por mí) y la pequeña qué graciosa es! (por mi hermana pequeña).
Hasta que un día un adulto le dijo a mi hermana, «Qué niña tan guapa!» y saltó ella que era muy dicharachera, «No, yo no soy la guapa, la guapa es mi hermana». La pobre pudo haber generado un complejo por no ser «la guapa» de las hermanas.
 
Y conmigo estaréis en que no era guapa, era preciosa!
 
Por eso amigos, hemos de tener cuidado con lo que les decimos a nuestros hijos, lo sé, es muy difícil medir todas nuestras palabras, el cansancio, el estrés diario, etc. son muchos los condicionantes que  pueden afectarnos, pero tenemos que estar alerta y pararnos  a pensar antes de hablarles y sobre todo, cuidar nuestras palabras, somos sus referencias, sus «héroes», en lo que se fijan nuestros hijos, sus modelos a seguir y por lo tanto debemos actuar en consecuencia.
*Edito este post incluyendo esta imagen con frases que deben quedarse grabadas a fuego en nuestras mentes y recordarlas para decir a nuestros hijos.

 

 
 
 
 
 

Comments

  1. Anónimo says:

    Qué importante! Buahhh me he puesto a llorar. Cuántas veces lo hago mal. Creo que repetimos los errores que cometieron con nosotros aún cuando somos conscientes de que eran errores. Pero este artículo me lo imprimo y lo pegaré en mi armario, para no olvidar tener siempre una palabra de aliento para ellos, pase lo que pase.

  2. Jajajajaja!!! Sisi yo soy la graciosa!!

  3. MARGO says:

    Patri, además de graciosa y genial, eres PRECIOSA.

  4. Las dos sois preciosas. Tienes toda la razón y te aseguro que me esfuerzo, pero es muy difícil. Sobre todo cuando me enfado muchísimo. Intento hablarles de la manera más positiva del mundo, pero la paciencia tiene un límite y ellos lo sobrepasan con creces :_(

  5. Ayyyy qué pena no saber tu nombre! No te fustigues pensando en las veces que lo haces mal, sino en las veces que lo haces bien! Cuántas son? Seguro muchas más. Sólo hemos de pararnos medio segundo a pensar antes de hablar (a mí a veces me cuesta, tengo incontinencia verbal) para decir la palabra adecuada.
    Un beso enorme y gracias por estar ahí.

  6. Viva la graciosa! :-p

  7. Verdad verdadera!
    Besoss

  8. Dácil es tan difícil… yo te admiro con tus dos terremotillos, eres una súper mamá, eso tenlo por seguro!
    Hay que intentar tener paciencia pero las mamás somos humanas y cuando se pierde se pierde y se intentará para la próxima no perderla.
    Un beso bonita!

  9. Gansa Rosa says:

    Ya me habían hablado de este efecto. ¡Es increible! Las personas nos condicionamos por el concepto que los demás tienen sobre nosotros. Lo había visto aplicado al contexto educativo, si esperas que un alumno suspenda, suspenderá, pero es verdad que para nuestros hijos también se aplica. ¡Muy buena publicación!

    Ah, si a tu hermana le sirve de consuelo, yo no llegaba ni a la categoría de graciosa jajaja

  10. Tienes toda la razón del mundo. Yo siempre le digo a mi peque (de 23 meses) que es un gamberro, lo digo en tono de guasa (aunque lo pienso de verdad) pero a partir de ahora me morderé la lengua, que al final le voy a dar la excusa de hacer lo que él quiera, porque "total, ya lo dice mi madre que soy un gamberro". Besos.

  11. Anda anda! No me lo creo!
    Un beso fuerte Gansa 😉

  12. Pues sí, a tener cuidado para no etiquetarles, pero tampoco flagelarnos!
    Un beso enorrrrrrrrrrrrme.

  13. Gansa Rosa says:

    Y mucho cuidado con lo que les decimos porque además lo repiten todo: http://lagansarosa.blogspot.com.es/2014/12/calla-niiiiino.html
    jajaja
    Un beso!

Cuéntame qué te ha parecido, me encanta leeros. ¡Gracias!