Antes de nuestras vacaciones veraniegas hicimos una mini escapada familiar, cogimos carretera y manta y nos fuimos a Valladolid.
Ya habíamos estado hace tres años, justo cuando nos enteramos de que íbamos a ser papás, en esta ocasión hemos vuelto con nuestra hija y la verdad es que me ha hecho mucha ilusión.
Valladolid es una ciudad preciosa, con mucha historia y la puedes recorrer casi andando por lo menos la parte antigua y además… se come fenomenal.
Nos alojamos en un hotelito en pleno centro, justo al lado de la Plaza Mayor, en el Hotel Zenit Imperial, es un hotel pequeñito pero con mucho encanto y con un servicio muy amable, yo diría que de trato exquisito.
El sábado estuvimos en el Castillo de Peñafiel, con visita guiada y pequeña representación, muy divertida. Desde arriba se veía toda la campiña de la Ribera del Duero y como no podía ser de otra manera, la visita tenía que terminar en una taberna con unas buenas copas de Ribera.
Los momentos más divertidos para Daniela sin duda, la visita al Campo Grande, un parque con patos, ardillas y pavos reales, increíble lo que le puede gustar un animal a un niño, verdad?
Ha sido un finde muy bonito y Valladolid altamente recomendable para visitar, si estáis buscando un destino, os recomiendo valorarlo.
Éstas son algunas imágenes del fin de semana…
