Lo que me está enseñando el covid-19

Llevamos muchas semanas en estado de alarma, confinados en nuestra casa, una situación sin precedentes y la estoy viviendo aquí y ahora.

Un virus está paralizando el mundo dejando una estela negra de dolor por donde pasa. La única manera de vencerlo es quedarse en casa, siendo responsable y no propagarlo siendo además lo más escrupuloso con la higiene. El bicho odia el agua y el jabón, así que no paramos de lavarnos las manos, desinfectamos la casa y todo aquello que sale por la puerta y vuelve a entrar.

Este maldito bicho no sólo nos ha obligado a lavarnos más las manos, ha hecho que cambien totalmente nuestra vida.

Los humanos a veces se nos olvida demasiado pronto las cosas, ojalá no todos seamos Doris y recordemos lo que nos está dando el covid-19, las malas y las buenas.

Gracias a Dios todos en mi familia estamos bien, pero está situación no ha sido fácil. Vivimos en un piso pequeño y nos ha costado adaptarnos a las nuevas rutinas todos juntos en casa sin poder salir.

Teletrabajamos los dos, no hemos bajado el ritmo, al revés, y el cole en casa, algunos días a mí se me hacen cuesta arriba, pero después de estas semanas creo que vamos cogiendo el tranquillo. ¡Ya era hora!

De todo ésto sólo quiero quedarme con lo bueno y aprovechar las oportunidades que me está dando.

La vida se ha parado, vivimos en un domingo eterno, aunque los días del calendario siguen corriendo, algunos rápidos, otros lentos.

Les estoy disfrutando más que nunca, 24/7 en bucle y de momento sin fecha fin, ¿No es fantástico?

Ojo, que el hecho de que me guste estar con ellos no significa que a veces no los quiera mandar a la luna en un viaje de sólo ida. Cuando llegan las 9 de la noche, el cansancio se apodera de mí y me convierto en MR. Hyde, lo confieso.

No me he puesto metas, bueno al principio sí, pero las abandoné, sólo quería dejar los días pasar como se plantearan. Me generaba mucha presión.

He aprendido a disfrutar de las pequeñas cosas que tenía y que el día a día, las prisas o simplemente, mi ceguera no me dejaba ver.

Pequeñas cosas como trabajar con mi marido en lo profesional y en casa, me he vuelto a dar cuenta del buen equipo que hacemos, hacer deporte en familia o en pareja, me encantaban esas sesiones que nos montamos juntos, de hacer acampadas en el salón, de los despertares sin prisa, las noches de Netflix, de tocarnos los pies bajo la manta, de las pelis infantiles en bucle, de las primeras veces que hemos vivido y que vamos a vivir.

 

Los aperitivos de los sábados con los amigos por zoom, o con la familia, que a pesar de tener un sabor agridulce, llenan de energía y me hace darme cuenta de lo que necesito estar con ellos en el 1.0.

Me siento profundamente orgullosa de mí misma, sí, tal y como lo leéis. A veces, nos sentimos orgullosos de las personas de nuestro alrededor, pero nos olvidamos de nosotros mismos y yo he aprendido a darme una palmadita en la espalda, por llevar, como estoy llevando, cada día de esta cuarentena.

Por seguir siendo una profesional, por ser profesora de primaria y de infantil, por organizar los menús y por ende la lista de la compra, por ser cada vez mejor cocinera, ¡por fin me he atrevido a hacer croquetas! Aunque a veces también meta la pata y los garbanzos con espinacas los convierta en puré. Por llevar también la casa, la limpieza, plancha, las lavadoras, …, Tareas que hay que hacer y que ahora sin ayuda se valoran más.

Ahora que ya se vislumbra el fin y que casi vemos el final del túnel, que podemos salir, notar el aire en la cara, correr, ver y sentir que ya es primavera no me gustaría olvidarme de todo lo vivido, sentido y aprendido esta cuarentena, que pensando en positivo me ha dado más de lo que me ha quitado y ésto es con lo que quiero quedarme.

Te invito a reflexionar, un minuto de silencio por los que se fueron, y ahora, piensa en lo vivido durante estos días, aprende de lo malo y recuerda lo bueno, crea recuerdos para ellos y para tí, recuerdos de su infancia.

Yo sólo quiero que recordar los momentos de risas en casa, de juegos, de bailes, los ratitos de pareja en el sofá, los despertares lentos, los aplausos, cada lágrima de emoción viendo las noticias, la solidaridad, las risas con los memes, los aperitivos online, el esfuerzo titánico de sanitarios, policías, trabajadores de supermercados, camioneros, vigilantes, agricultores, etc.

Seguimos adelante, en esta guerra que aún no está gana está ganada, la pelota en nuestro tejado para ganarla y sólo nos piden responsabilidad, prudencia y seguir las medidas de seguridad y yo añado, vivir en positivo.

¿Con qué te quieres quedar de todo ésto?

Piénsalo y haz que cuente sólo lo positivo.

 

 

P.D.: ¿Viste ya nuestra recopilación de mascarillas? Anda pásate y no dejes de ponértela. Link aquí.

Cuéntame qué te ha parecido, me encanta leeros. ¡Gracias!