Nuestros 3 días en Lisboa y Sintra con niños

En este post os voy a contar nuestro viaje a Lisboa.

Yo ya conocía Lisboa, para mí Portugal en general, es un país que me encanta. Sus playas, paisajes, los empedrados de las calles, la gastronomía. Portugal va más allá del país que tenemos en la cabeza donde se va a comprar toallas.

Los onubenses tenemos la gran suerte de tenerla a un tiro de piedra y es por ello que la conozco más, sobre todo el Algarve.

En este post os voy a contar cómo ha sido nuestra experiencia en Lisboa, esta vez siendo una familia.

Debido a su oreografía, mi opinión es que, la mejor edad para poder disfrutar de la ciudad es a partir de los 6-7 años. Llevar carrito nos ha dificultado en algunas ocasiones debido a las escaleras infinitas del barrio alto.

Alojamiento

Por ir en familia y más concretamente, dos familias, decidimos alojarnos en un Airbnb.

Lo reservamos con bastante antelación, pero a pesar de ello, por ser un puente, nos encontramos que ya quedaban pocos alojamientos disponibles.

El apartamento estaba reformado, un edificio totalmente destinado a alojamiento turístico, con muebles estilo moderno y totalmente equipado. El barrio quizás algo alejado pero bien comunicado, con una parada de metro en la puerta, Anjos, que te dejaba en pleno Chiado en apenas 4 paradas.

Elegir un apartamento para mí fue un acierto porque al ir dos familias con niños el poder desayunar juntos, sentarnos a hablar, hacer vida juntos me pareció genial.

El viaje

El viaje a Lisboa lo hicimos en coche, unas 6 horas aproximadamente desde Madrid.

El trayecto es cómodo porque es autopista, aunque en hay que tener en cuenta que muchas de las autopistas portuguesas son de pago.

Y digo cómodo, ya que estoy acostumbrada a ir en coche a Huelva que son otras 5 horas y media ó 6, jajaja.

Nuestro día a día.

Primer día: Centro Ciudad

Llegamos a Lisboa sobre las 20.00h, descargamos las maletas y nos fuimos a cenar a Hard Rock Café por aquello de celebrar Halloween. Fue divertido porque todos los camareros y el local están muy mimetizados, lo malo fue que tuvimos que esperar muchísimo para sentarnos y estábamos agotados del viaje.

Para mí, realmente, el primer día allí fue al día siguiente.

Comenzamos la jornada conociendo el centro de Lisboa a través de un Free Tour. Los Free Tours son tours gratuitos, generalmente se hacen andando por la ciudad y al finalizar se paga la voluntad.

Lo contratamos en la web de Civitatis y fue un acierto.

Paseamos por la ciudad mientras el guía turístico nos iba contando la historia de cada monumento, de cada iglesia o plaza del recorrido.

Siempre digo que cuando llegas a una ciudad nueva que vas a visitar lo primero que tienes que hacer es este tipo de recorridos para tener una idea de cómo es la ciudad y programar las siguientes jornadas o centrarte en la zona que más te gustó.

Comenzamos el tour en el barrio alto, Chiado.

 

Y terminamos en la Plaça de Comercio justo a la hora de comer.

Este viaje además de conocer la ciudad ha sido un viaje de descubrir su gastronomía, vamos, que nos hemos puesto como el kiko comiendo, jajaja. Una vez repuestas las energías necesarias continuamos conociendo la ciudad.

Por la tarde subimos al Castillo de San Jorge.

Al castillo se puede subir andando o en bus, nosotros optamos por subir andando, pero nos encontramos con un atajo, con un ascensor para subir y no dudamos en usarlo.

En la ciudad hay varios elevadores, el del castillo se encuentra ubicado en la Rúa dos Fanqueiros 176, os dejo link de localización. ¿No os parece increíblemente bonito que «ascesor» sea todo un edificio?

Para poder acceder al castillo hay que comprar entradas, la cola para comprarla era relativamente corta y rápida.

Como podéis comprobar, las vistas desde allí son espectaculares desde el mirador y desde cualquiera de sus torreones altos.

El atardecer fue increíble, una pena que estuviera el cielo tan encapotado, en verano debe ser una experiencia magnífica para vivir.

Merece mucho la pena subir.

Segundo día: Torre de Belem

El segundo día decidimos pasarlo por la zona de la Torre de Belem.

Generalmente para acceder a la Torre hay bastante cola por lo que si puedes minimizar el tiempo con la compra anticipada de la entrada o la Lisboa card mejor.

Te dejo link de Lisboa Card con la información de la misma, nosotros no la usamos pero por si viene bien a vosotros.

Nosotros tuvimos la suerte, o la desgracia, de que nos llovió a mares ese día y casi no hicimos cola para entrar, a costa de ir como sopas, menos mal que no hacía mucho frío y se nos secó relativamente pronto la ropa.

Las vistas desde el interior son espectaculares así que, si tienes la oportunidad de entrar no dejes de hacerlo.

De la Torre de Belem nos fuimos a comer y lo hicimos en un restaurante de LX Factory.

Lx Factory es un histórico complejo industrial que alberga gran variedad de espacios artísticos, tiendas y restaurantes. Una zona de ocio alternativo y moderno que a nosotros nos rechifló.

Es como pasear por un barrio industrial de los años 20.

Comimos en  un restaurante en la última planta de uno de los edificios con vistas al río Tajo y al mítico Puente 25 de abril.

Después de comer seguimos con la ruta.

Tocaba el turno del Monasterio de los Jerónimos, monasterio diseñado en estilo manuelino, estilo arquitectónico portugués.

Junto a él se se ubica el Museo Nacional de Arqueología, el Museu da Marinha se encuentra en el ala oeste.

De ahí, y para terminar esta zona, cruzamos por un paso subterrano, y visitamos el Monumento a los Descubrimientos (Padrão dos Descobrimentos) que se construyó en 1960 para conmemorar los 500 años desde la muerte de Enrique el Navegante.

Increíble fue ver allí el atardecer, esa luz especial bajo los 52 metros de altura del monumento.

Se puede visitar su interior, pero nosotros decidimos continuar con el día aunque ya se hizo de noche.

Lo malo de ir en noviembre  es que se hace de noche pronto, pero no era problema para nosotros. Después del Monumento a los Descubrimientos, era el turno del Tranvía 28.


El tranvía nº 28 de Lisboa conecta Martim Moniz con Campo Ourique y atraviesa los populares distritos turísticos de Graça, Alfama, Baixa y Estrela.

Es bastante famoso por lo que se aconseja montarse a principio o a final del día cuando menos afluencia de público hay, nosotros fuimos al final del día y fue un momento idóneo.

Lo cogimos en la primera parada de la plaza Martim Moniz e hicimos el recorrido hasta el final de la línea, ojo, no es circular como ponen en algunas guías o webs, así que al finalizar el recorrido tuvimos que volver a pagar para que nos bajara de nuevo a la plaza desde donde salimos.

Si vas de pie, ¡ojo que vienen curvas! Va rapidísimo, así que agárrate bien.

Tercer día: Sintra

El tercer día nos levantamos sin prisas y nos fuimos a Sintra a visitar el Palacio da Pena.

Ésto fue un error, lo de levantarse sin prisas me refiero, porque al llegar allí fue un auténtico infierno aparcar.

Subimos hasta arriba del todo sin éxito y en la subida, bajada y vuelta a subir perdimos mucho tiempo.

Pudimos aparcar en la Praça Dom Fernando II, os dejo las coordenadas aquí y nos subimos en el bus 434 justo en una parada que hay al lado de la zona de aparcamiento y este bus nos llevó directamente al Palacio, nos costó 6,90€ ida y vuelta.

Cuando finalmente subimos a 528 metros sobre el nivel del mar y a pesar de la niebla, el Palacio da Pena se abría ante nuestros ojos.

Teníamos la entrada comprada con antelación, así que no tuvimos problemas ni colas para entrar. La compramos en una web de viajes, te dejo link aquí.

Una vez dentro sí que había colas, una para ver el interior del Palacio y otra para ver el exterior.

Decidimos ver sólo el exterior porque la otra era realmente larga.

El palacio es espectacular, la arquitectura, los azulejos, los colores, la vegetación de alrededor y además la niebla que le daba ese toque mágico, parecía que los habíamos adentrado en un cuento.

 

Me imaginaba cómo debía ser la vida diaria allí como habitante del Palacio… Soñando despierta.

Cuando terminamos la visita, era la hora de comer así que nos fuimos a comer a la playa de Sintra, teníamos mesa reservada.

Ya os conté que este viaje a sido gastro-cultural, porque en vez de hacernos quedado allí a seguir visitando el Palacio preferimos irnos a seguir disfrutando la gastronomía portuguesa.

Está vez tocó comer encima del mar, bueno, casi encima.

Restaurante Azenhas do Mar, un balcón gastronómico de la comida portuguesa mirando al mar.

Disfrutamos de comer y beber viendo cómo rompían las olas, cómo el sol iba cayendo poco a poco sobre el mar, casi lo vimos desaparecer en la sobremesa.

Un sitio realmente especial, de esos de los que hay que al menos una vez en la vida.

Cuando terminamos de comer, de vuelta a Lisboa nos pasamos a hacer algunas compras y de paso cenar en el centro comercial Colombo junto al estadio del Benfica.

Cuarto día: Parque de las Naciones

El cuarto día fue nuestro último día en Lisboa, sólo pasamos la mañana allí, así que decidimos ver la zona nueva de Lisboa, el Parque de las Naciones.

El Parque de las naciones (Parque das Nações) es la zona de Lisboa que se remodeló totalmente para la Exposición Mundial de 1998 de Portugal.

El Parque das Nações se caracteriza por una arquitectura inspirada en temas marítimos y marinos, temática de la Exposición Mundial, con una línea arquitectónica marcada por las cúpulas de la Estación de Oriente, levantada por el archiconocido Arquitecto español Santiago Calatrava. Si optas por venir a esta zona en metro has de coger la línea roja en dirección a la estación de Oriente.

Nosotros fuimos en coche porque de allí saldríamos de vuelta a España, aparcamos y nos fuimos a visitar la zona.

En ella puedes visitar el Oceanario o subir al Teleférico, nosotros por tiempo, optamos por la segunda opción y no nos arrepentimos.

El viaje en el teleférico encima del agua es muy total y las vistas espectaculares.

La verdad que para mí fue el cierre de oro de la visita a Lisboa.

Aunque un detalle lo enturbió. Al ir a recoger el coche para irnos nos dimos cuenta que nos habían multado 5 minutos antes. Habíamos aparcado en zona vermelha, de pago, y no nos habíamos dado cuenta. Las indicaciones estaban en señales verticales pero el suelo no estaba pintado en rojo como es costumbre en España, con lo cual para mí había pasado desapercibido. Resultado: cepo y precinto.

Imaginaos el susto al ver nuestros coches así.

Llamamos a la Empresa Municipal de Movilidad, que por cierto es una locución en la que tienes que marcar opciones y además sólo te hablan en portugués y activamos para que vinieran a la dirección en la que los vehículos estaban estacionados. Tardaron en llegar un rato, cuando llegaron nos pidieron carnets y documentación del coche y pagar una multa de 100€, pudimos pagar con tarjeta bancaria, gracias a Dios.

Así que nuestra despedida de Lisboa fue un tanto agridulce.

Salimos de Lisboa por el puente de Vasco da Gama, el segundo puente más largo de Europa, con sus 12,3 km de los cuales 10 están sobre el río Tajo. Es realmente inquietante atraversarlo.

Decíamos adiós a 3 días maravillosos, llenos de todo, lluvia, calor, comida rica, gente interesante, unos paisajes espectaculares y la mochila de la vida cargada de experiencias enriquecedoras. Deseando volver.

¿Y tú has visitado Lisboa? O por el contrario, ¿tienes planeado visitarla?

¡Cuéntame!

Por cierto, ya sabéis que este viaje ha sido gastro cultural, le llamo yo, cuando estábamos en los restaurantes usábamos el Pasaporte Lúdico que preparé para nuestra visita a Lisboa y para los niños fue muy divertido poder completarlo.

Te dejo link aquí para que puedas echarle un vistazo y descargártelo de manera gratuita.

Cuéntame qué te ha parecido, me encanta leeros. ¡Gracias!